Finado y Moribunda, dos calaveritas de azúcar, viven en el alegre y colorido Pueblo Calaca, donde hacen y deshacen a sus anchas sin ningún tipo de consecuencias. Todo cambia cuando un bebé humano cruza el Espejo Eterno y absorbe la energía del portal que separa los Reinos de los Vivos y los Muertos.